Los que ya han visitado Brasil están familiarizados con sus asadores de carne, las famosas churrascarias, y muy especialmente con el formato más popular entre los visitantes extranjeros: el rodízio (tenedor libre, formato que permite comer hasta saciarse por un precio fijo). Los que no hayan visitado Brasil todavía que no se preocupen, en algún momento u otro entrarán en contacto con esos templos de la carne (a no ser que sean vegetarianos, claro está).
Esta entrada pretende ser un manual de uso de las churrascaria que tiene como objetivo preservar la integridad del presupuesto viajero de nuestros lectores y al mismo tiempo garantizar una experiencia lo más placentera posible.
1. MODO DE FUNCIONAMIENTO
1.1 Sentarse y esperar
En una churrascaria, la carne viene a la mesa. El comensal solo se tiene que levantar para servirse del mostrador de ensaladas y del de platos calientes (sin carne) de los que hablaremos más adelante. La carne, el motivo principal de acudir a comer a una churrascaria, viene a la mesa. Un sinfín de camareros/mozos circulan por los salones del restaurante sujetando unas barras de hierro en las que están ensartados los cortes de carne o empujando unos carritos para el caso de aquellos cortes más grandes. Con cierta regularidad (cuanto más inferior el corte de la carne, mayor la regularidad) esos camareros pasarán por vuestra mesa para saber si queréis comer del corte que llevan en las manos.
1.2 Los «semáforos»
Muchas churrascarias tienen una especie de semáforos que permiten indicar a los omnipresentes camareros si quieres que te continúen sirviendo comida o no. El verde significa «sí, quiero más carne», el rojo indica que «no, no quiero más carne». Es interesante porque en más de la mitad de las churrascarias en las que he comido el sistema es ignorado por completo por los camareros lo que le lleva a uno a preguntarse por su utilidad real.
1.3 Las pinzas
En muchas ocasiones el camarero llega a la mesa con las dos manos ocupadas. Con una sujeta la barra de metal en la que está ensartada la carne, con la otra procede a cortarla. Para que en el momento de acabar de cortar el pedazo que os va a servir este no caiga a la mesa existen unas pinzas que debéis utilizar para atrapar el trozo de carne casi cortado y llevarlo a la mesa cuando se haya completado el corte.
2. CUIDANDO DE LA CARTERA
Desde el punto de vista del propietario de una churrascaria, el negocio está en hacer que sus clientes -que han pagado un precio fijo y por lo tanto tienen derecho a comer tanto cuanto quieran- coman mucho de sus ingredientes menos nobles y poco de sus ingredientes más caros -generalmente los cortes de carne más selectos-. Al mismo tiempo que se invita a que los comensales hagan gastos extras que aumenten el valor de su cuenta. Nótese que no hay necesariamente nada de deshonesto en esta propuesta. Pero como aquí en este blog adoptamos la perspectiva de los viajeros, vamos a ver cómo evitar caer en esas trampas.
2.1 Bebidas
Todas ellas, sin excepción, se pagan aparte. Cuanto más apetitosas, más caras. Los restauradores saben de la pasión de los extranjeros por las caipirinhas. Tened en cuenta que esa caipirinha o cóctel que probablemente os ofrecerán cuando lleguéis al restaurante hará que vuestra cuenta final suba considerablemente. Bebed lo que os apetezca pero ser conscientes del gasto que estáis haciendo. Por esa misma razón, en muchas churrascarias los camareros se encargan de que los vasos de los comensales nunca estén vacíos, para que estos beban sin parar y el consumo no cese nunca.
2.2 Postres
A no ser que el precio indique lo contrario, los postres también están excluidos del precio de un rodízio. Se pagan a parte, y se pagan caros. Estáis avisados.
3. LÍBRANOS DE LAS TENTACIONES
3.1 Aperitivos
Por vuestra mesa pasarán cestos con apetitosos pães de queijo y otras delicias como empanadillas, patatas fritas, croquetas, plátano frito o anillos de cebolla. Y mucho arroz. Son irrecusables y los dueños de la churrascaria lo saben. Pero, ¿estáis pagando el precio de una churrascaria para comer comida barata que podríais encontrar en el bar de cualquier esquina? No, claro que no. Probadlos si queréis, pero no os llenéis con ellos.
La churrascaria, por cierto, es de los pocos establecimientos de comidas en Brasil donde el pan no está tacañamente racionado…
3.2 Ensaladas
No está nada mal prepararse una sabrosa ensalada antes de comenzar con las carnes. Pero tampoco hace falta exagerar. Si se trata de comer ensalada, los restaurantes vegetarianos le dan un baño a las churrascarias.
3.3 Platos calientes
Muchas churrascarias ofrecen un buffet de platos calientes, con arroz, pasta, pescado. Ni os acerquéis a él. Estáis pagando precio de churrascaria para comer carne, ¿no?
3.4 Carne de ir por casa
La primera vez que el camarero se aproxime a vuestra mesa, la segunda, la tercera y muy probablemente la cuarta os ofrezca cortes inferiores o carnes baratas: lingüiça (una especie de chorizo), diferentes cortes del pollo o sus corazones. ¿Os apetecen? ¡Adelante con ellos! Pero no son esos cortes los que hacen de una churrascaria el templo de la carne.
4. TODO LO BUENO SE HACE ESPERAR
4.1 Vale la pena ser paciente
Lo bueno se hace esperar, y en una churrascaria todavía más. La mejor picanha, la costela, el jabalí, los cortes de carne argentinos (que en Brasil son el súmmum de la sofisticación), el carnero, el prime rib, todos ellos aparecen cuando se supone que el comensal ya está bastante lleno. El más precavido ha llegado al momento culminante de la cena con espacio en el estómago.
4.2 El cliente manda
¿Habéis pedido un pedazo de carne y os ha parecido delicioso? No esperéis a que vuelva, indicadle a uno de los omnipresentes camareros que queréis probar ese corte de nuevo. Para ello una buena idea es preguntar el nombre de los cortes cada vez que llegan a la mesa y quedarse con los nombres de aquellos más sabrosos. Y si el camarero se hace el loco y se olvida de vuestro pedido, insistid de nuevo.
En la churrascaria, vosotros sois los que mandáis. Evitando las trampas que os tiende el establecimiento, sacaréis el máximo partido al dinero ganado con el sudor de vuestra frente.
5. OJO CON LA CUENTA
No voy a juzgar aquí si se trata de errores producto de la mala intención o del descuido, pero el caso es que la frecuencia con la que la cuenta de la churrascaria viene con algún error (siempre perjudicial al cliente) es alarmante. Cuantos más comensales, más probabilidades de que en la cuenta aparezcan cargos por alimentos o bebidas no consumidos. En nuestro último paso por una churrascaria éramos cuatro y nos cobraron seis rodízios. Alertados sobre el error, nos trajeron una nueva cuenta corregida sin ni siquiera pedir perdón por el error. Mucha atención.
Esperamos que estos consejos básicos os sirvan para sacar el mayor provecho posible de vuestro paso por la churrascaria.
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