¿La playa más bonita de Brasil?

En la entrada que publiqué con Fotos de Arraial do Cabo dije que me reservaba las de la praia do Forno para otra ocasión. Hoy le ha tocado el turno. La visitamos en una nublada mañana de domingo, en la que nos agradó pero no nos enamoró. Cuando ya estábamos de vuelta de la playa, ya en el puerto, caprichos del tiempo, el cielo se despejó, y ante la promesa de un espectáculo sin igual, decidimos emprender el camino de la playa una vez más. Fue una decisión acertada. ¡Qué colores deslumbrantes! ¡Qué aguas transparentes! ¡Qué emoción!

La playa tiene forma de media luna y está rodeada por vegetación por todas partes. Hay dos formas de acceder a ella. A pie, por un sendero que comienza en el puerto y que en 20 minutos te deja en la playa. O en barco. El mar es más transparente en la esquina derecha de la playa (según se mira al mar); hay un conjunto de rocas en torno a las cuales se puede practicar el buceo con tubo.

El vaivén de embarcaciones que llevan y traen bañistas es incesante, y se encuentran barcos anclados a lo largo de toda la playa.

La playa cuenta con varios bares en los que os podéis sentar a disfrutar de la vida, pensar por un momento que estáis en el Caribe y olvidaros de las preocupaciones mundanas.

Lo único que no recogen las fotos son algunas de las razones que hacen que la playa de Sancho, en Fernando de Noronha, pueda descansar tranquila como la number one absoluta de todas las playas brasileñas. Si en el color y la transparecencia de sus aguas Forno podría hasta llegar a plantarle cara a Sancho, cuando se contempla el entorno, Forno fracasa estrepitosamente. Desde donde estábamos sentados disfrutando de una deliciosa bandeja de calamares a la romana se veía un submarino de la marina brasileña anclado en plena bahía; la parte superior de una torre petrolífera en mantenimiento en el puerto de Arraial; y las casas de la favela que ya ha alcanzado la parte superior de la montaña y amenaza con comenzar a bajar sobre este paraíso natural en cualquier momento. Y donde en Sancho no hay absolutamente nada más que paz y tranquilidad, en Forno hay tres grandes barracas (chiringuitos, bares) en la playa, con mesas, sombrillas y tumbonas. Y música fuerte. Y bastante basura por toda la playa (ACTUALIZACIÓN: la Praia do Forno deja de ser un paraíso).

Por supuesto que es imprescindible conocer la praia do Forno (¡tengo aquí un guía de playas brasileñas que ni siquiera la menciona!), preferentemente en un día de cielo azul. Pero hay que llegar preparado para esa experiencia agridulce que es la naturaleza en Brasil. Sinceramente espero que consigamos preservar Noronha durante mucho tiempo, porque muchos de los otros paraísos brasileños ya han entrado en un camino de degradación del que no parece haber vuelta.

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