Esta vez volamos a Madrid con la TAM. La decisión fue tomada cuando la aerolínea brasileña anunció su vuelo a la capital española, y se vio confirmada cuando descubrimos que el precio del vuelo era, de lejos, el más barato de los ofrecidos por las compañías aéreas que tienen vuelos directos a Madrid desde el sudeste de Brasil. Pagamos por el billete de ida y vuelta R$1.854,50 (741€ al cambio de hoy). No me preguntéis cómo encontrar tarifas semejantes porque no han vuelto a aparecer, y es bastante poco probable que, con la subida disparada del petróleo, lo vuelvan a hacer.
Ya dediqué dos entradas del blog a nuestros sufrimientos a manos de Iberia (Iberia en la ruta España-Brasil y ¿Iberia o Air Madrid?). En el caso de la empresa española, se trata de opiniones de un consumidor después de un plazo razonable de tiempo (seis años) y un número representativo de vuelos (ocho). En el caso de la evaluación que hago aquí de la TAM, es mucho menos representativa porque se circunscribe a un único vuelo de ida y vuelta.
El aeropuerto de Guarulhos es cochambroso, vetusto y, como casi todo en Brasil, sueña con días mejores y promesas grandiosas que nadie sabe cuando se cumplirán. El control del equipaje de mano es menos histérico que el que presenciamos en España. Pillamos una larguísima fila en el control de pasaportes. El embarque y desembarque se realiza en autobuses, al estar estacionado el avión en una parte alejadísima del aeropuerto. La sala de embarque tiene muchos menos asientos que pasajeros embarcando en el vuelo, y la espera es incómoda. En Guarulhos no se hacen anuncios de embarque por megafonía, y hay que estar pendientes de las pantallas, porque no es raro que cambien las puertas de embarque sin ningún aviso. En el caso de la sala de embarque a Madrid, no hay pantallas con información sobre las puertas de embarque, y hay que subir al primer piso si uno se quiere enterar si ha habido algún cambio.
El vuelo de ida fue nocturno. Nos sirvieron la cena al poco de despegar, y un desayuno antes de llegar a Madrid. Nada memorable y sin grandes diferencias con lo que es la comida de Iberia. En el detalle TAM se esfuerza un poco más: un caramelo por aquí, una toallita caliente por ahí.
En dos aspectos la experiencia con la TAM da mil vueltas al sufrimiento con Iberia. En primer lugar, la amabilidad generalizada y constante de su personal. No vimos las caras de perro tan comunes entre el personal de Iberia, ni nos trataron como si fuéramos un obstáculo. En segundo lugar, el sistema de entretenimiento a bordo. Si en Iberia te tienes que conformar con un monitor que -la ley de Murphy nunca falla- se va a encontrar siempre a la máxima distancia posible de tu asiento, y con la programación que pasa en ese monitor, el Airbus 330 de la TAM está equipado con pantallas de televisión individuales en el respaldo de los asientos. Parece que hay una cierta falta de estandarización en el equipo, porque en el mismo tipo de avión (A330) a la ida tuvimos un sistema por el que pasan cinco películas simultáneamente pero sobre cuyo comienzo y fin el pasajero no tiene ningún control (PTV), mientras que a la vuelta nos toco un sistema que permite comenzar a ver cualquiera de las películas disponibles a discreción, pudiendo pararlas en cualquier instante y volver a comenzar a verlas de nuevo (AVOD). Teniendo en cuenta que los vuelos duran 10 y 11 horas respectivamente, poder ver varias películas a tu antojo es toda una baza para combatir la exasperación que provoca un viaje largo.
A la llegada al aeropuerto de Madrid, y en la mismísima puerta del avión, un oficial de la policía española comprobaba la documentación de todos los que iban desembarcando.
A la vuelta, la amabilidad de los empleados de la compañía se repitió, y en la misma fila de facturación una empleada de la TAM nos sugirió colocar unas bolsas de plástico en torno a nuestras mochilas para que no se produjeran desperfectos en las correas. Ella se encargó de todo. Primera vez en la vida que alguien se ofrece a proteger mi equipaje sin tener que pagar nada por ello.
Como dije al comienzo de esta reseña, un vuelo de ida y vuelta puede no significar mucho. Especialmente cuando la reputación de la TAM en el último par de años en territorio brasileño se ha visto seriamente erosionada, con lamentables episodios de falta de respeto a los pasajeros protagonizados por la empresa y el resto de aerolíneas nacionales. Pero queda claro que pudiendo elegir la TAM, nunca más volveré a volar con Iberia en la ruta transcontinental.
——————————
ENTRADAS RELACIONADAS:
cómo conseguí que la TAM me diera lo que era mío
TAM Fidelidade, o cómo ahuyentar a los clientes fieles
¿Iberia o Air Madrid?
Iberia en la ruta España-Brasil
¿Quieres visitar Belo Horizonte? Te damos toda la información necesaria para conocer la capital del…
1. El dengue es una de las mayores amenazas a la salud de los que…
Volvemos a actualizar, una vez más, una de las entradas más populares del blog, que…
Arraial do Cabo forma, junto con Búzios y Cabo Frío, la trilogía playera de la…
Reproduzco la información que di en la entrada dinero: En Brasil no hay una red…
A partir de hoy, 15 de noviembre, dejamos de actualizar la página en Facebook de…