Cómo encontrar la playa desierta perfecta

Seis largos años de experimentos, mediciones, trabajo de campo y demás zarandajas han permitido al equipo de este blog – oséase, moi – elaborar una valiosa tesis que si bien no os garantizará la felicidad eterna, sí que os abrirá la puerta de las playas más desiertas de Brasil. Si queréis saber cómo llegar a la playa desierta de vuestros sueños, seguid leyendo este texto.

Pipa

El principal secreto de la fórmula para hallar la playa perfecta tiene normalmente cuatro ruedas, contamina el medio ambiente, y transforma a muchas personas perfectamente normales en auténticos energúmenos: el automóvil. A él me he referido ya repetidas veces en este blog y otros espacios, baste ahora saber que complicadas mutaciones genéticas han llevado al DNA del brasileño – especialmente, pero no exclusivamente, del urbanita – a contener el nucleótido de la dependencia automovilística. No existen otros mundos más allá de los límites a los que llega el coche. Solo hay libertad en el coche. El contacto con la naturaleza, mejor desde el coche.

Esta dependencia se puede desglosar porcentualmente de la forma que voy a desarrollar a continuación.

El 75,87% de los brasileños simplemente no va a la playa si no puede llegar a ella en coche. Para algunos, un paseo de 100 metros ya entra en la categoría del «no se puede llegar a ella en coche». En algunas de las zonas del país se puede contemplar el espectáculo absolutamente imperdible de decenas, cuando no centenas, de coches estacionados en la arena de la playa, con las sombrillas, mesas y demás parafernalia plantificada justo al lado del coche. El efecto corrosivo del agua del mar no parece preocupar demasiado a los propietarios de los vehículos.

El 10,83% de los brasileños está dispuesto a caminar un máximo de 10 minutos para llegar a la playa desde el lugar en el que ha estacionado su vehículo. Si el camino fuera una fuerte cuesta esa tolerancia al ejercicio físico disminuye proporcionalmente a la pendiente.

El 7,38% de los brasileños están dispuestos a caminar un máximo de 10 minutos desde el lugar en el que les deja el transporte público (obsérvese que el 10,83% del párrafo anterior, y el 75,87% del primero no contemplan la posibilidad de desplazarse utilizando medios de transporte colectivo).

Estamos llegando a la parte más interesante de la fórmula. Sumados los porcentajes anteriores, queda una población residual del 5,92% que sí está dispuesta a caminar lo que haga falta (dentro de unos límites) para llegar a la playa de sus sueños. Ese casi 6% constituye el único obstáculo en el camino de la felicidad en forma de playa desierta.

La conclusión de este fundamentado estudio científico es, por tanto, la siguiente: cuanto más haya que caminar para llegar a una playa, mayores son las posibilidades de encontrarla completamente desierta. 30 minutos de paseo (le llaman «caminata») os garantizarán la gloria.

Ya sé que los más sagaces me vais a decir que existe un pequeño fallo en este análisis, al concentrarse únicamente en el turismo brasileño, el que domina abrumadoramente todas las regiones del país. Efectivamente, este estudio no tiene en cuenta la irritante manía de los turistas extranjeros, especialmente de los europeos y los australianos, de estar dispuestos a caminar lo que haga falta para llegar a los lugares recomendados. Aunque el número de turistas extranjeros que visita Brasil es relativamente pequeño, y se concentra en áreas geográficas muy determinadas, la presencia de compatriotas u otros turistas extranjeros es una gran amenaza que no debe ser ignorada.

Trindade

Para llegar a la conclusión de este estudio fueron realizadas pruebas en varias playas brasileñas, con los siguientes resultados:

  • playa de Cachadaço (Trindade, Río de Janeiro). Hay que caminar 25 minutos desde el lugar en el que para el transporte público y 20 desde donde se deja el automóvil. Número de turistas en la playa: 2. Número de turistas extranjeros: 2.
  • playa de ponta do Apagafogo (Arraial d’Ajuda, Bahía). 10 minutos caminando por la playa desde el transbordador, o una hora y media desde Arraial. Número de turistas en la playa: 2. Número de turistas brasileños: 2 (pero era una pareja joven muy acaramelada que había buscado un lugar «remoto» para practicar las artes amatorias).
  • playa de Caburé (Maranhão). El coche no llega a la aldea. Número de turistas en la playa: 0.
  • bahía dos Porcos (Fernando de Noronha). Solo se puede llegar caminando o en barco. Número de turistas en la playa: 0.
  • praia Grande (Ubatuba). Se puede aparcar el coche al pie de la playa. Número de turistas en la playa: 3.285. Número de turistas brasileños: 3.285.

No podría cerrar esta sesuda reflexión teórica sin señalar las tres motivaciones que me llevaron a escribir este texto. La primera fue la mirada atónita (¡qué susto me dio, los ojos se le salieron de las órbitas!) de la simpatiquísima recepcionista de la pousada de Arraial d’Ajuda cuando le dijimos que queríamos ir a una playa un poco distante del pueblo. «¡Pero eso está lejísimos!!!!!!!!!», nos dijo con evidente alarma en el tono de su voz. «¿Cuánto?», le preguntamos. «Una hora caminando», fue su respuesta.

La segunda motivación fue un artículo sobre Fernando de Noronha que estaba ojeando este sábado en un quiosco. En él aparecían una serie de cosas imprescindibles que había que hacer en Noronha, ese paraíso natural sin igual. Y en el tercer lugar de la lista (o cuarto, ya no me acuerdo) se leía: «alquilar un buggy» para desplazarse por la isla (¡una isla diminuta!). Te da más libertad, nos dicen. Realmente, debe ser el ADN. Porque la última cosa que se me pasaría por la cabeza estando en la idílica Noronha es alquilar una máquina pedorra insaciable vomitadora de dióxido de carbono para llegar a lugares donde el transporte público me lleva con la mayor comodidad y comfort. Eso sí, hay que esperar a que venga el autobús (es un transporte colectivo, a fin de cuentas) y también hay que caminar 20 minutos desde la parada del mismo. El taxi te acerca un poco más. Ojo, mi crítica no va dirigida al que alquila un buggy en Noronha y sí al que dice que es una de las cosas imprescindibles que hay que hacer en la isla. Para mí, imprescindible en Noronha es bucear hasta que te salgan escamas en la piel.

La tercera fue el anuncio de una inmobiliaria que está construyendo una urbanización de lujo en São Paulo, urbanización que contiene un pedazo de «bosque nativo» (en el lenguaje de las inmobiliarias, «bosque nativo» es un eufemismo que significa «los cuatro árboles que no nos cargamos al construir el edificio en un pedazo de bosque intacto hasta la llegada de nuestras máquinas»). Entre las opciones de ocio dentro de la urbanización, pásmense, la publicidad menciona el «jeep para pasear por los senderos del bosque». Para internarlos.

Arraial d'Ajuda

P.S.: algunos aclaraciones, que no quiero una avalancha de comentarios. En primer lugar, nótese el tono humorístico de este artículo. En segundo lugar, sí, hay muchos, muchísimos europeos y latinoamericanos para los cuales la vida sin coche no tendría sentido. La gran diferencia que veo con Brasil es que el porcentaje de los que sabe prescindir del coche, especialmente cuando se trata de disfrutar de la naturaleza, es mayor allende las fronteras brasileñas. Y, finalmente no, ningún organismo regulador de pesos y medidas quiso otorgar su visto bueno a las cifras presentadas en esta entrada.

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18 comentarios en “Cómo encontrar la playa desierta perfecta”

  1. caro tony,

    sou «brasileño» e estou de acordo com o seu post. É absurdo que para a comodidade de alguns tenhamos que suportar idiotas com seus «coches» poluindo o ar nas praias brasileiras.

    Mas fico também satisfeitissimo em perceber que existem milhares de praias desbravadas e impopulares aqui no Brasil, e que são uma oportunidade para um turismo ecologicamente correto e sustentável.

    Sobre os buggys em Noronha, é lamentável.

  2. Prezado, Daniel, muitissimo obrigado pelo seu comentário. Concordo plenamente com você. Uma das belezas do Brasil é que, para quem está disposto a caminhar 10 minutos, há inúmeras praias desertas aguardando por ele.

  3. Sí señor, magistral!

    Una vez más, gracias Tony. Muy ilustrante y cachondo. qué ganas tengo de llegar en marzo y poder comprobar en mis propias carnes todas las maravillas de las que hablas.

    Saludazo!

  4. Gracias Fernando. Haz la prueba, allá donde vayas, pregunta por playas a las que haya que llegar caminando. Es una de las cosas geniales de Brasil, como la mayoría se apiña en unas pocas playas, nos dejan las playas más alejadas a los que no nos importa caminar.

  5. Olá Tony
    Buenas tardes !
    Grande matéria ! Mui buena ! A maioria dos brasileiros ficou dependente do automóvel. Muitos se comportam como se fôssem deficientes físicos e usam o carro como uma cadeira de rodas.
    Ainda bem que há praias praticamente inacessíveis. O grande perigo chega pela água: o barco.
    Um grande abraço
    Julio Lourenço

  6. Mirándolo por el lado positivo, si la mayoría de los brasileños estuviese dispuesta a caminar, ¡las playas más bonitas estarían siempre abarrotadas!

  7. Ahora entiendo porque en muchas fotos que he visto de Brasil las playas estan solitarias!!!
    No soy amante de las caminatas de horas, pero con unos pocos pasos por lo que dice acá veo que voy a disfrutar de unas playas maravillosas.-
    Besos a todos
    Analia

  8. Todo depende mucho también de la temporada, nosotros huimos de la temporada alta como de la peste, y por eso nos resulta más fácil encontrarnos las playas completamente desiertas.

  9. muy buena la nota, te agradezco el humor. si se nota esta tendencia pero los que no tenemos tanta dependencia del auto, sbemos como aprovecharla. Muy bueno el blog.

  10. Hola Tony muy bueno tu blog.
    Es cierto el año pasado fui a Laguna (Santa Catarina) y caminamos con una amiga por varias playas y a cual más desierta (eso que era verano febrero 2009), nos achicharramos y eso que estaba nublado.
    No teníamos más remedio que volver a pie ya que como no contábamos con locomoción propia, la única que nos quedaba era caminar. Era de un lado mar, del otro muchos árboles, mata, floresta, en el fondo daba miedo tanta soledad, todo para llegar a la Pedra do Frade.

  11. Siempre hay excepciones a la regla… A la playa más desierta del Brasil sólo se puede llegar en auto. Esa playa es Cassino, el balneario más antiguo del país con un hotel que data de 1880 y la playa más grande del mundo, con 236 km de extensión (según el Libro Guiness). Es mi preferida para ir en altísima temporada (Reveillon, Carnaval, enero). Nomás para llegar al agua desde la última calle hay que caminar entre 600 y 1000 metros. Bajando en auto desde la parte urbanizada de Cassino, podrán encontrarse con MILES de autos estacionados en la arena, pero dirigiéndose hacia el sur la multitud va decreciendo. Luego de 20 km por la orilla, llegarán al naufragio del Altair, hasta donde llegan algunos por tomarlo como punto de referencia, pero de ahí en más tendrán unos 200 km de playa en la soledad más absoluta (puede que pase algún auto cada tanto yendo o viniendo desde Hermenegildo). La playa es, lógicamente, abiertísima y oceánica, llana pero con buen oleaje, agua transparente y templada entre diciembre y marzo. Muchas aves, toninas, tortugas y millones de caracoles de todo tipo.

  12. Sí, para todo hay siempre una excepción. Como no conozco la playa no puedo comentar si encajaría dentro de mi descripción de «perfecta».

  13. Creo que tampoco me atrevería a calificarla de «perfecta». A veces, cuando se levanta la brisa y por su inconmensurabilidad, da cierta sensación de desolación. Incluso, para mi gusto, la vegetación es muy rala debido a los fuertes vientos del invierno. La intención fue darles a conocer una playa con enormes extensiones deshabitadas (incluso en los picos de temporada) y adonde, paradójicamente, sólo se puede llegar en auto.

  14. despues de leer todo esto me sigo preguntando:cual es la playa mas agreste y con poquisima gente en brasil,pero que se pueda ir con una hija adolescente? me refiero al tema seguridad…q opinan?

    1. Susana, hay numerosas playas agrestes, pero precisamente por su naturaleza no son demasiado propicias para ser disfrutadas. O sopla un viento intenso, o se encuentran en zonas de acceso casi imposible. Seguras, bellísimas y generalmente con poca gente son las playas de Fernando de Noronha, destino imperdible de Brasil para el que pueda permitírselo.

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