Si hace dos días hablaba de los desmanes en Jericoacoara, hoy le toca el turno a la igualmente paradisiaca Ilha Grande. En el foro brasileño Mochileiros se hacen eco de la situación cada vez más insostenible de la isla, con la llegada del turismo de masas indiscriminado. Para empeorar todavía más la situación, la isla ha entrado ahora en la ruta de los grandes cruceros que recorren el litoral brasileño durante el verano. Aunque no leáis portugués, echadle un vistazo al artículo para ver las fotos.
La apuesta por este tipo de turismo depredador es total y absoluta en Brasil, y ha sido abrazada por todas las autoridades, desde el nivel local al nacional. El país quiere más turistas, a cualquier coste, y el nivel de desarrollo y éxito del sector se mide exclusivamente en número de visitantes. El problema es que el día que se hayan cargado Jericoacoara, Ilha Grande y tantos otros lugares antaño paradisiacos, los únicos turistas que van a quedar van a ser los brasileños, porque los extranjeros se irán a otro lugar en el que al menos teóricamente parezca que hay una mayor preocupación por preservar.
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