Ayer se celebró el Día Mundial sin Coche. En São Paulo, donde vivo, la celebración tuvo el mismo impacto que en todas sus ediciones anteriores: ninguno. Con ocasión de la fecha me acordé de un artículo reciente en el blog Thrill of Brazil, en inglés, que reflexionaba sobre un hecho que cualquiera que haya pasado un cierto tiempo en Brasil en los últimos cinco años ha podido presenciar en directo: los monumentales atascos, que una vez fueron la marca registrada de São Paulo, se han ido extendiendo a otras ciudades como Río de Janeiro o Salvador.
En la entrada São Paulo’s World Famous Traffic Jams Starting to Spread throughout Brazil se nos cuenta como ese fenómeno es el resultado de la falta de planificación urbanística, de una inversión ridícula en el transporte público y de una apuesta absoluta y total por el automóvil. El autor del artículo es Michael Sommers, un escritor de viajes que vive en Salvador de Bahía y siempre nos está contando historias interesantes sobre viajar en Brasil.
Para los viajeros, una lección: alquilar un automóvil para desplazarse en la mayoría de las grandes ciudades brasileñas es una locura.