Sin una fecha concreta definida (se habla ahora del primer trimestre del 2008), se aproxima la postergada ya varias veces inauguración del primer hotel de seis estrellas brasileño, el Warapuru en Itacaré, estado de Bahía.
De lo maravilloso que es el complejo hotelero y residencial, lo increíbles que son sus habitaciones, los detalles sobre los arquitectos, decoradores y profesionales que trabajaron en él, de todo eso que rodea la promoción de un producto de lujo no me voy a ocupar aquí. Se lo dejo a los que lo hacen mucho mejor que yo. Tampoco voy a decir aquello de que «ya era hora que Brasil tuviera un lugar así» y «va a generar riqueza» (generar, la va a generar, sin duda; el problema está en la distribución) y frases parecidas; hay que dejar algo de trabajo para el brazo periodístico de la industria turística. Prefiero ocuparme de los aspectos sobre los cuales vamos a oír hablar menos (¿o nada?): impacto ambiental, impacto social y desarrollo sostenible.
Aunque haya que buscar las noticias con lupa, el proyecto ha estado rodeado de una gran polémica por su impacto ambiental. Basta ver las ilustraciones de su página web para entender que no se puede construir un hotel fastuoso en el medio de un pedazo intocado de selva tropical sin que le salga humo a la motosierra. Por no hablar de otros problemas como la sobreexplotación de acuíferos para garantizar el suministro de agua al hotel, desplazamiento forzado de la fauna local (que incluye especies amenazadas de extinción), incógnita sobre el destino de las aguas residuales y un largo etcétera que también incluye las especiales demandas de consumo energético, alimenticio y de otro tipo generadas por un establecimiento de lujo.
El que quiera puede leer la 53 lugares para conocer, según The New York Times sobre la perplejidad que le provocaban a Jorge Gobbi las justificativas dadas por el periódico estadounidense para la elección de Buenos Aires. Explorando esa lista del diario neoyorquino me encontré con el proyecto del Warapuru mencionado en el puesto 41 de la lista:
It ended up on several “it” lists before a single guest arrived. But the Warapuru, a lavish eco-resort, is expected to finally open next year. Designed by the London-based Anouska Hempel, the resort has brought attention to Itacaré, an under-the-radar beach town on Brazil’s north coast that draws celebrities and the elite of Rio de Janeiro.
Y si al NYT, representante de lo más lúcido de la prensa estadounidense, no parecen importarle demasiado las consideraciones ambientales (acepta lo de eco sin pestañear), no esperéis mayor sensibilidad de la prensa brasileña, que va a estar más interesada en los muebles y la decoración de los cuartos, y en el menú del restaurante. Al fin y al cabo, no podemos desdeñar los pingües beneficios que el turismo de lujo genera para quien informa sobre él.
——————————
top 10: joyas brasileñas
top 10 playas: edición de 2009
¿Quieres visitar Belo Horizonte? Te damos toda la información necesaria para conocer la capital del…
1. El dengue es una de las mayores amenazas a la salud de los que…
Volvemos a actualizar, una vez más, una de las entradas más populares del blog, que…
Arraial do Cabo forma, junto con Búzios y Cabo Frío, la trilogía playera de la…
Reproduzco la información que di en la entrada dinero: En Brasil no hay una red…
A partir de hoy, 15 de noviembre, dejamos de actualizar la página en Facebook de…