El código de circulación brasileño prohíbe conducir descalzo o con chanclas / ojotas. Y hete aquí que el turista extranjero desinformado sale del hotel, camino de la playa, y se mete en el coche alquilado con las chanclas.
Los policías locales, que se la saben todas, han colocado un control estratégicamente ubicado cerca de los hoteles de los extranjeros. Lo inevitable ocurre, multa al canto – o su alternativa, tan común en Brasil, el soborno al policía -. Los policías de tráfico buscan un pretexto para pedirte un soborno, no les des motivos para ello.
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