«Hola, voy a ir a [poned el lugar que queráis] la tercera semana del mes de [poned el que queráis]. Quería saber si me va a llover durante esa semana.»
Este tipo de consulta se ha convertido ya en un clásico en el blog y por esa razón he decidido redactar este texto para poder citarlo cada vez que alguien me haga esa pregunta.
En primer lugar, el que nos hagáis una pregunta de ese tipo supone una sobrevaloración de proporciones épicas de nuestra capacidad para realizar predicciones del tiempo. La predicción del tiempo es una ciencia en constante evolución pero que, a pesar de ello, no consigue realizar pronósticos con un alto grado de fiabilidad cuando se superan cortos espacios de tiempo que se contabilizan más en horas que en días. Y si los institutos de meteorología no pueden pronosticar con exactitud qué tiempo va a hacer en tal lugar dentro de una semana, ¿qué decir de nosotros, que no tenemos grandes supercomputadores, radares de tiempo, estaciones meteorológicas, y miles de profesionales a nuestro servicio para realizar predicciones a largo plazo? Por lo tanto, os rogaría que no nos pidierais una información si ningún científico os puede dar, nosotros todavía menos.
En segundo lugar, eso no significa que tengáis que viajar sin tener una noción básica del clima en la región que vais a visitar. Al contrario, me parece que enterarse del clima en una zona forma parte de la lista de deberes fundamentales de cualquier viajero. No es lo mismo visitar Salvador en febrero que en julio; no es lo mismo visitar Porto Alegre en enero que en junio. Para ayudaros a obtener esa información, en todas las Fichas de destinos del blog hemos incluido una línea con el Pronóstico del tiempo (que os permite saber qué tiempo se espera que haga en los próximos días) y otra con el Clima, que os permite saber las medias históricas de lluvia y temperatura. Además, tenéis el centro meteorológico. Siempre que el tiempo en una región determina una mejor época para visitarla, también lo he señalado (lugares tan maravillosos como los Lençóis Maranhenses o Fernando de Noronha tienen una época determinada del año que reúne las mejores condiciones para su visita). Además de que hice una entrada titulada cuándo ir a Brasil, mes a mes.
Por esa razón, no publicamos consultas sobre el tiempo en el blog si este se encuentra lo suficientemente bien explicado en la entrada correspondiente.
En tercer lugar, hay que tener muy presente que el clima no es una tabla de verdades absolutas, y que ciertamente en el caso de Brasil, registra alteraciones increíbles que dejan locos a turistas y locales. Si me preguntáis si os vais a poder bañar en Florianópolis en agosto, la respuesta va a ser, solo con un traje de neopreno. Y, sin embargo, este año hubo días de agosto en los que se registraron 30 grados de temperatura en Florianópolis. Igualmente, si alguien me pregunta si en la costa de São Paulo uno se puede bañar en enero le voy a decir que por supuesto que sí, que es cuando más calor hace. Pero el 1 de enero de hace dos años la temperatura máxima fue de 18 grados, llovía, y nadie se acercó a la playa.
Esta volatilidad del tiempo es un factor que todos los viajeros deben incluir en su planificación. Si os parece que no podéis convivir con ella, entonces elegid un destino en el que tengáis garantías casi absolutas de encontrar lo que buscáis (al que no quiera lluvia, lo mejor es poner rumbo al Atacama). O si os parece que las lluvias del verano tropical os pueden arruinar las vacaciones, elegid un destino con muchos museos en el que poder refugiaros durante los temporales. De lo contrario, incluid en vuestra planificación el factor tiempo. No recuerdo ningún viaje reciente en el que el tiempo haya sido tal y como lo habría deseado (sin ir más lejos, estuve cuatro días en El Chaltén, en la Patagonia argentina, y no vi al majestuoso Fitz Roy en toda su gloria ni un solo día) y no por ello dejé de disfrutar cada minuto de mis andanzas por el mundo.
Repetidas veces se ha preguntado ya en el blog si en la época de lluvias realmente llueve tanto. No hay que ser especialmente perspicaz para deducir que una temporada que se llama «de lluvias» se caracteriza por la presencia constante de éstas. Si vais a ir a Ilha Grande en febrero, tenéis que saber que os va a llover, y mucho. Probablemente presenciéis diluvios universales. Eso no significa que no podáis disfrutar de las vacaciones. A veces esas lluvias duran un par de horas al final de un día bañado por el sol. Otras veces no para de llover todo el día. Hay lugares en Brasil, cerca del Ecuador, donde las lluvias de verano tienen una hora fija todos los días. Pero más hacia el sur no hay certezas tan categóricas. En São Paulo, por ejemplo, son comunes las tempestades al final de la tarde, especialmente si ha hecho mucho calor. Pero con cierta frecuencia tenemos temporales durante la mañana, y no son raros los días en los que llueve sin parar las 24 horas.
Como conclusión. En el blog hemos dado las herramientas para que veáis cómo es el tiempo habitualmente en cada destino turístico. A partir de ahí, podéis sacar vuestras propias conclusiones. Podemos daros datos precisos de lo que ocurrió en el pasado. Pero solo una pitonisa os va a poder decir cómo será el tiempo en vuestra futura semana de vacaciones. Personalmente, no creo que valga la pena amargarse la vida antes de viajar, nadie os va a poder garantizar qué tiempo va a hacer la próxima semana.
Una nueva entrada del blog completa y actualiza lo dicho en esta aquí: a vueltas con las angustias meteorológicas – una historia de Salvador.