¿Cuál es la mejor cámara digital?, se preguntan muchos.
Permitidme, antes de que responda a esa pregunta, una pequeña digresión. Pensad en un escritor con mucho talento. Con una humilde máquina de escribir es capaz de tejer frases involvidables. Las mismas que escribiría con un potente ordenador y el mejor procesador de textos del mundo. Este último facilitaría mucho su trabajo, pero el talento estaría presente en sus páginas independientemente del medio utilizado para producirlas. Lo mismo ocurre con el fotógrafo. Ansel Adams, Cartier Bresson, Sebastião Salgado, habrían sacado fotos impresionantes aunque tuvieran una cámara básica en sus manos. Con una cámara mucho mejor, y más recursos a su alcance, los resultados serían todavía más impactantes.
El equipamento más importante en fotografía es el fotógrafo. La fotografía no es la cámara, es el fotógrafo. La cámara puede ayudar a maximizar el talento que uno tiene, pero no va a hacerlo aparecer de la nada. Rodearse de equipamento caro pensando que este, por arte de magia, va a hacer que saquemos fotos maravillosas, es engañarse (y malgastar el dinero). Leo con bastante frecuencia que fulanito o menganito se quieren comprar una cámara réflex para hacer mejores fotografías. E inmediatamente me viene a la cabeza la imagen de fulanito o menganito comprándose las zapatillas de deporte más caras de la tienda pensando que con ellas van a correr más rápido. Pensadlo una vez más: un coche caro y ultramoderno no hace que la persona detrás del volante conduzca mejor. Si conduce mal con un automóvil barato, conducirá mal con un vehículo caro.
La mejor cámara digital es, sin duda alguna, aquella con la que vas a hacer las mejores fotos posibles. Para algunos, los agraciados con más talento, la mejor cámara será cara, llena de botones y opciones. Para otros, alérgicos a los números, botones y opciones, la mejor cámara será la más sencilla, con mayor número de funciones automáticas. Elige una cámara con la que te vayas a sentir cómodo, que vaya a exigir de ti un esfuerzo por aprender a usarla compatible con el tiempo que estás dispuesto a dedicarle a ese esfuerzo.
No hay una receta mágica para responder a la pregunta que abre este texto. En líneas generales, y para un principiante, desaconsejaría por completo la compra de una cámara réflex digital (aquella formada por un cuerpo principal al cual se le conectan objetivos intercambiables). Además de que son mucho más caras que las cámaras compactas, nunca va a sacarle partido a las sofisticadas opciones que ofrecen. Lo he visto ya con aficionados de un nivel un poco más avanzado, e incluso con gente que se autocalifica de «fotógrafa»: compran una cámara réflex creyendo que el dinero compra la calidad, y luego no saben ni usar el balance de blancos de la cámara, ni la previsualización de la profundidad de campo, ni la compensación de la exposición. Mucho peor, hacen todas sus fotos en el modo automático, renunciando a toda la capacidad creativa que la máquina les ofrece. Para esas personas, la cámara réflex no pasa de ser un juguete caro. Que robotiza la tarea de hacer fotografías.
Hoy en día existen en el mercado innumerables cámaras compactas de altísima calidad. Algunas de ellas, además, combinan modos automáticos, en los que el fotógrafo no tiene que hacer casi nada, con modos manuales, lo que permite que conforme uno vaya entendiendo mejor conceptos básicos de la técnica fotográfica, pueda poner en práctica estos conceptos de una forma creativa. Para mí, esos modelos que combinan modos automáticos con modos manuales son un excelente punto de entrada en el mundo de la fotografía.
Todos los fotógrafos con más experiencia tienen una debilidad específica por una marca u otra – como lo puedan hacer las personas por las marcas de coches -. Pero, en general, es difícil equivocarse si se elige una cámara de los grandes fabricantes: Canon, Nikon, Sony, Panasonic y algunas otras. Huid de las cámaras de fabricantes desconocidos.
En la próxima entrega hablaremos de cómo elegir la cámara.