En lo que llevamos de Apuntes de Fotografía Viajera, hemos hablado casi exclusivamente de la fase previa a la realización de las fotos. Estamos casi llegando a los consejos sobre el momento de hacer las fotos, pero antes vamos a dar un pequeño salto adelante para hablar de una situación que se nos va a plantear después de haber hecho las fotos. Porque, ya has sacado las fotos, y ahora, ¿qué haces con las fotos digitales? Los documentos contenidos en tu tarjeta de memoria son tus negativos digitales. Cualquier cosa que hagas con ellos es como si se lo estuvieras haciendo a los negativos.
En los tiempos del revelado convencional, los negativos venían bien guardaditos en un sobre y lo que solíamos hacer con ellos era guardarlos en algún lugar por si fuéramos a necesitarlos en el futuro. No los sacábamos del sobre, no los tocábamos, ni se nos pasaba por la cabeza recortarlos.
Con los fotografías digitales hay que tomar cuidados parecidos. Si al copiarlo a tu ordenador/computador modificas el documento original que copiaste de tu tarjeta de memoria, estás modificando el negativo. Si lo reduces de tamaño, habrás reducido el tamaño del negativo, y nunca más podrás volver al original. Por eso, es mejor ser metódico y proceder de la siguiente forma con las fotos digitales.
1. Copiarlas al disco duro a partir de la tarjeta de memoria.
2. Bloquearlas. Cada sistema operativo funciona de forma diferente, pero en general, y en los ordenadores con Windows, hay que seleccionar todas las fotos, haced clic en ellas con el botón derecho del ratón [mouse], seleccionar Propiedades, y marcar la casilla Solamente Lectura en la esquina inferior izquierda. De esta forma evitamos modificar accidentalmente las fotos. Cada vez que vayamos a realizar alguna modificación, lo haremos sobre una copia, preservando el original intacto.
3. Hacer una copia de seguridad de las fotos. Este es un capítulo muy importante al que le dedicaré mi atención en breve.