pasión por viajar

1.050 entradas y 22.400 comentarios después, De viaje a Brasil cumplió este fin de semana cuatro años. La pasión por viajar es un leitmotiv que le sienta como un guante a este blog. Viajar es una parte esencial de nuestras vidas y ayudar de alguna forma a que otros puedan hacerlo nos llena siempre de satisfación. No se trata de una pasión ciega, no nos impide ver los problemas ni los obstáculos y sabéis perfectamente que este blog se ha destacado por no temblarle el pulso a la hora de relatar y denunciar todo aquello que se interpone en el disfrute de los viajes como una actividad libertadora.

🙂 Nos contagian su pasión por viajar

Cuando Jorge Gobbi, autor del Blog de Viajes que, como muchos ya sabéis, ha sido siempre un referente para este blog, comentaba hace unos días en Twitter que para vender viajes había que compartir un poquito de la pasión del viajero me di cuenta de que había dado con la clave de un abismo que me parece cada día mayor.

En un lado de ese abismo se encuentran los veteranos blogueros de viajes (y algún recién llegado también, la antigüedad per se no garantiza ningún atributo) cuyas páginas están permeadas por la pasión por viajar. Entre otras cosas porque antes de existir los blogs, antes de haberse acuñado el término redes sociales, sus autores ya habían sido mordidos por el gusanillo de los viajes. Primero fueron los viajes; después fue internet. Basta entrar en la página ya citada de Jorge, o por mencionar algunos ejemplos brasileños, en el Aquela Passagem de Rodrigo, la Turista Acidental de Emília, el Matraqueando de Silvia o el Viaje na Viagem de Ricardo (y hay muchos otros, perdonad que esta lista no sea más larga). Pasión desbordante por viajar.

🙁 Donde la pasión desencaminada se encuentra

En el otro lado del abismo se encuentra una generación que contempló los blogs, primero, y las redes sociales, después, como una forma de ganar dinero fácil y rápido (nótese cómo está planteada la frase, porque no hay nada de criticable en intentar ganar dinero como resultado de una actividad bloguera ética). Para conseguir ese objetivo esta generación «adaptó» el tema viajero o el de los billetes de avión. No viajan, no vuelan y con demasiada frecuencia y de forma nada ética aprovechan el trabajo de los otros para beneficio propio. Con sus conocimientos de informática y de estrategias de colocación de términos en Google acabaron haciéndose un hueco y algunos incluso han llegado a convertirse en gigantes con pies de barro admirados por una legión de desinformados. Pero paso por sus páginas y no veo por ninguna parte esa pasión por viajar, entre otras cosas porque el compromiso de esta generación parece ser consigo mismo y con el beneficio personal a cualquier precio.

😯 Buscando desesperadamente la pasión

Otro grupo al que le está faltando urgentemente contagiarse de la pasionitis viajera son los órganos oficiales de turismo y muy destacadamente la Embratur. La pasión por viajar no es entusiasmarse cuando el Banco Central anuncia el dinero dejado por los turistas extranjeros en Brasil el mes pasado y no puede ser tan sectaria como para plantear abiertamente que la línea de actuación del organismo está dirigida a promover Brasil «en los mercados internacionales que tienen los turistas que más gastan… porque de nada sirve atraer turistas con gastos medios o bajos«. ¡Qué horror! La pasión por viajar no entiende de presupuestos viajeros. No se puede comercializar Brasil como se venden muebles o naranjas. Me parece que aquí radica el problema de la actual forma de vender Brasil. La gente que está coordinando las campañas viene de otras áreas del márketing y no entiende el increíble valor emocional que llevan asociados los viajes. Aprovechen para conversar con los viajeros. Hasta ahora no lo han querido hacer, no han querido saber de la existencia de blogs de viajes pero en algún momento se van a dar cuenta que estas plataformas independientes son polos generadores de pasión.

El próximo año, más. Gracias a todos los que mantenéis viva la pasión por los viajes.