Con la perspectiva que da un cierto tiempo de participación de De viaje a Brasil tanto en Twitter como en Facebook, os dejo aquí mis opiniones de la experiencia hasta el momento.
Antes quería señalar que me parece que existe un dogmatismo exagerado cuando se habla de las dos herramientas. Para sus partidarios, sería imposible contemplar los viajes sin recurrir a ellas. Para sus detractores, solo sirven para perder el tiempo. No existen dos usos iguales de Twitter y Facebook como no existen dos necesidades semejantes de canalizar información. Por eso cada uno debe decidir si las herramientas le interesan o no y actuar en consecuencia. Es fundamental también atender a la realidad geográfica de tus lectores (existen países donde la penetración de una u otra plataforma es mucho mayor). Lo que no me parece demasiado acertado es descartarlas sin ni siquiera haber intentado entender cómo funcionan.
Tanto en Twitter como en Facebook he procurado huir de dos características que hacen que pierda el interés:
- utilizar Twitter y Facebook exclusivamente para la autopromoción, al estilo de lo que hace el Ministerio de Turismo brasileño. Sinceramente, el calificativo de «social» debe significar algo, si no hay conversación y me doy cuenta de que lo único que quiere el dueño del perfil es venderme machaconamente su producto, lo abandono.
- utilizar Twitter y Facebook para dar datos de mi vida personal. No tengo nada contra el uso de Twitter y Facebook para esos fines y de hecho tengo cuentas personales que uso con mis amigos. Pero he querido siempre separar mi vida personal del perfil de mis blogs.
De viaje a Brasil en Twitter
Ya llevamos un cierto tiempo en Twitter con una cuenta para De viaje a Brasil, otra para el Blog de São Paulo, otra para D Vuelos y otra para el Mundial de Brasil 2014, además de un puñado de cuentas en inglés. Debo aclarar aquí que siempre me ha asustado el culto a la cantidad de seguidores y por esa razón nunca me ha importado lo más mínimo si me sigue mucha gente o no. Igualmente, desde los perfiles del blog he decidido deliberadamente solo seguir a aquellas personas que publican informaciones que me parecen de interés para los seguidores de De viaje a Brasil. Nunca he visto Twitter como un concurso de popularidad, aunque en esto me parece que debo ser una excepción.
Lo que más me gusta de Twitter:
- su sencillez. Una vez que has entendido los cuatro conceptos básicos de Twitter ya estás listo para ponerte a usar el sistema. La interface es de una sencillez sublime y las aplicaciones desarrolladas por terceros me permiten gestionar varias cuentas simultáneamente de una forma práctica y rápida.
- su inmediatez. A veces pasan menos de 20 segundos entre el momento en el que me entero de una noticia y el instante en el que la reproduzco en Twitter. Lo mismo hacen los tuiteros a los que sigo.
- su actualidad. De muchas noticias sobre el mundo de los viajes en Brasil me entero antes en Twitter que en cualquier otra fuente. A veces es desternillante porque una noticia que ha sido repetida en el Twitter hasta la saciedad llega a las revistas supuestamente «especializadas» tres o cuatro días más tarde. Tampoco es raro que una promoción de billetes de avión aparezca mucho antes en el Twitter de algún bloguero de viajes que en la página de la compañía aérea.
- su funcionalidad. Twitter me permite compartir noticias y datos que me parecen relevantes para mis lectores. Son noticias que por sí solas no merecerían una entrada en el blog y que sin embargo puedo compartir a través de esta herramienta de microblogging.
- la conversación. Con ciertas limitaciones, con Twitter consigo conversar con mis contactos y responder a sus preguntas.
Lo que menos me gusta de Twitter:
- la inestabilidad de la plataforma. Víctima de su propio éxito, los servidores en los que está alojado Twitter muchas veces resoplan y no consiguen dar abasto. En tiempos recientes parece haberse mejorado bastante en este aspecto y los fallos prolongados en el servicio se han convertido en mucho más ocasionales. Pero cada vez que aparece la ballena el desespero se respira en el ambiente.
- el carácter caduco de la información. Para alguien preocupado por consolidar la información y transformarla en saber que pueda ser aprovechado más adelante, Twitter es una propuesta insatisfactoria. Como es muy difícil ir atrás y consultar lo publicado en Twitter en el pasado, tomo cuidado para que la información más destacada y relevante se convierta en entradas permanentes en el blog.
De viaje a Brasil en Facebook
En Facebook llevamos bastante menos tiempo que en Twitter. Nuestra página en Facebook fue creada el 1 de enero de 2010 y desde entonces más de 1.300 personas se han apuntado a ella. Facebook no permite saber de forma sencilla cuántas noticias y comentarios hemos publicado desde la creación de la página.
Lo que más me gusta de Facebook:
- su inmediatez. Exactamente igual que en el caso de Twitter.
- su funcionalidad. Facebook me permite compartir noticias y datos que me parecen relevantes para mis lectores. Son noticias que por sí solas no merecerían una entrada en el blog y que sin embargo puedo compartir a través de esta herramienta. Facebook tiene la ventaja sobre Twitter de permitir publicar notas más extensas.
- la conversación. Con ciertas limitaciones, con Facebook consigo conversar con mis contactos y responder a sus preguntas.
Lo que menos me gusta de Facebook:
- su complejidad. No se trata de física cuántica pero cualquier operación en Facebook, por muy sencilla que esta sea, es mucho más complicada de lo que debería serlo. Intenten ver rápidamente, por ejemplo, su lista de amigos.
- la inestabilidad de la plataforma. Sin llegar a los extremos de Twitter, no son pocas las veces en las que tengo que intentar dos o tres veces entrar a la página. Mucho más preocupantes son los errores de programación. Hace ya varios meses que tengo un mensaje del foro bloqueado, no lo puedo borrar, no lo puedo editar, no puedo hacer nada con él, me aparece un «error desconocido». Después de ese error, dejé de confiar en la función de foros de Facebook. No se puede apostar en algo que puedes perder el día menos pensado.
- faltan algunas funcionalidades esenciales. Por ejemplo, Facebook no le avisa al administrador de una página cada vez que alguien deja una nueva intervención. Ni permite consultar con facilidad la lista de usuarios.
- el carácter caduco de la información. Repito lo dicho para Twitter, para alguien preocupado por consolidar la información y transformarla en saber que pueda ser aprovechado más adelante, Facebook es una propuesta insatisfactoria. Información de usar y tirar. Y mis proyectos de información viajera nunca tuvieron esa visión caduca, siempre quisieron ser proyectos de consolidación de información. Por eso pido amablemente a los lectores de Facebook que hagan sus contribuciones en el blog, para beneficio de viajeros futuros. Una empresa que vende una marca se puede permitir responder una y otra vez a la misma consulta; yo, que no vendo nada, no. En estos días en los que parece que triunfa la propuesta de los foros de TripAdvisor en los que todos los días se repite hasta la saciedad la misma pregunta, una y otra vez, a pesar de haber sido respondida también hasta la saciedad previamente, yo quiero hacer algo diferente, que exige un poco más de los lectores (hay que molestarse en leer) pero que a cambio les da algo a mi juicio de bastante más calidad: información ordenada con criterio.
- la política de privacidad y derechos de autor de Facebook es de poner los pelos de punta.
En conclusión. De viaje a Brasil se ha apuntado a Twitter y Facebook como canales de comunicación social con sus lectores. Ambos a su manera permiten una buena interacción social. Pero por el momento las dos plataformas representan la tumba de cualquier intento de generar conocimiento perdurable, que es el objetivo principal que perseguimos. Por esa razón la generación y estructuración del conocimiento seguirá ocurriendo aquí en la página del blog.