El consejo de hoy tiene que ver con la proximidad que abordamos la semana pasada (cerca) y también con los retratos. Cuando vayáis a realizar un retrato, ya sea de una persona o de un animal, tenéis que tener siempre presente la siguiente regla básica: independientemente del resto de la imagen, los ojos del retratado deben estar enfocados.
Un retrato en el que los ojos aparecen desenfocados y en el que es otro plano de la imagen el que aparece enfocado no va a funcionar. Las fantásticas leyes de la evolución han hecho que el ser humano identifique automáticamente las caras y que dirija su atención muy especialmente los ojos.