Globos criminales

No hace falta salir a la calle para darse cuenta de que la imbecilidad humana no conoce límites. En Brasil, como en todos los países del mundo, existe un grupo selecto de ciudadanos que se encarga de poner en evidencia, día tras día, los límites de la selección natural.

El último ejemplo lo vimos hace dos días en la televisión. La práctica de soltar balões es bastante popular en Brasil. Los balões son globos aerostáticos de pequeño y medio tamaño, sin tripulación, que llevan normalmente acoplados un cargamento de fuegos artificiales. Se sueltan en cualquier lugar y se les abandona al viento. Algunos globos caen en el medio de la nada. Otros caen en bosques, casas o fábricas y provocan incendios. La semana pasada uno de esos globos cayó en el aeropuerto internacional de Guarulhos, en São Paulo, a escasos metros de un avión de la TAM. Al caer al suelo, los fuegos artificiales que contenía comenzaron a estallar. Un poco más tarde la lona que quedaba del globo se incendió. En el siguiente vídeo casero, filmado por un trabajador del aeropuerto, se aprecia como fue el incidente.

En la edición local de las noticias de la cadena Globo también hubo un reportaje extenso sobre el incidente, que podéis ver en este vídeo. Afortunadamente, el avión no estaba siendo abastecido en esos momentos. ¿Os imagináis lo que habría podido pasar si el avión estuviera lleno de pasajeros y repleto de combustible? Según las autoridades del aeropuerto, éste está lejos de ser un incidente aislado. En el último año 104 globos entraron en el espacio aéreo del aeropuerto, de los cuales 42 cayeron en el mismo.

En televisión ya hemos visto varias veces globos en la ruta de aproximación del aeropuerto de Congonhas que han obligado a los pilotos que se aproximaban al aeropuerto a hacer maniobras evasivas. Por donde vivo ya hemos visto pasar con preocupación globos son su carga incendiaria siguiendo un rumbo incierto. Ahora en junio la situación empeora bastante, porque los globos son un elemento característico de las festas juninas y se incrementa considerablemente el número de globos soltados.

Es de suponer que el día que ocurra una tragedia las autoridades decidirán actuar en serio contra los retrasados mentales que sueltan esos globos, que por ahora actúan sabiendo que sus actos van a gozar de la más absoluta impunidad.

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