Dada la precaria situación de la seguridad ciudadana en Brasil, es comprensible que os preocupéis si se os acerca alguien ofreciéndoos una bala. No temáis, las balas brasileñas, además de proyectiles, son también caramelos.
En Brasil, al igual que en otros países latinoamericanos, es muy normal que, con la excusa de no tener cambio, el comerciante os ofrezca una o varias balas (pueden ser también chicles) para redondear la cuenta.
Estoy haciendo un trabajo para mi clase de Portugues y tu blog me esta ayudando demasiado. Siento que digo poco diciendo gracias pero peor es no decirlo y quedarse callado. Un abrazo!
Queda registrado tu agradecimiento. ¡Gracias por pasarte por aquí!