En la tragedia de Congonhas parece no haber intervenido ese componente central en la caída del Boeing de la GOL sobre la selva amazónica que fue el control del tráfico aéreo. Sin embargo, no se trata de un accidente aislado, y solo se entiende en el contexto de la crisis que vive el sector aéreo en Brasil. Es interesante comparar la cobertura informativa que hoy realizan El País y La Nación. El diario español, en su línea habitual de hagiógrafo del lulismo, contempla el accidente como un hecho aislado, y presenta al presidente brasileño en un papel de héroe justiciero exigiendo una investigación (Lula abre una investigación para esclarecer la tragedia aérea de São Paulo). Es increíble, pero en el artículo de El País no hay ni una mención a la crisis aérea brasileña. En el diario La Nación, una muestra de periodismo más incisivo y menos comprometido con los ocupantes del poder en Brasil, en un artículo titulado Una catástrofe anunciada tras varios meses de caos.
Desde el accidente del Boeing de la GOL en septiembre, el control aéreo, en manos de los militares, ha sido puesto en tela de juicio repetidas veces, por organismos nacionales e internacionales. A pesar de ello, nada, absolutamente nada ha sido hecho en los últimos 10 meses para cambiar la situación. Como ya escribí en otro lugar, hay que recordar que por detrás del caos aéreo en Brasil hay claras responsabilidades políticas. Si el control aéreo no tiene dinero para costear equipos y mantenimiento, es porque el gobierno del presidente Lula decidió emplear el dinero recogido en concepto de tasas de aeropuerto (pagadas por brasileños y extranjeros), y teóricamente destinado en parte a la seguridad aérea, para aumentar el superávit fiscal (el dinero que el gobierno brasileño deja de gastar en el país para poder pagar los intereses de la deuda en manos de una élite).
En su cobertura informativa de la crisis brasileña, El País ha llegado al punto de fabricar noticias:
El presidente Lula ha prometido firmar el martes un decreto ley que regulará la transferencia de 1.500 de los 2.400 controladores aéreos militares al nuevo órgano de control civil. Las características concretas de la desmilitarización del gremio serán concretadas hoy en una reunión en la que participarán el presidente Lula, los ministros de Defensa, de la Casa Civil y de Planificación, además del comandante en jefe de la Fuerza Aérea.
Lula gana una batalla al caos aéreo, El País, 02.04.07
La desmilitarización anunciada a bombo y platillo por El País en abril no ha sido firmada por Lula hasta la fecha de hoy. Los controladores siguen siendo militares, y de hecho varios de sus líderes están arrestados por insubordinación a sus mandos. Conviene estar atentos a quién y cómo os cuentan las noticias de la crisis en Brasil. Por todo lo visto aquí, los espurios compromisos de El País con la actual clase dirigente brasileña aconsejan una consulta cuando menos cautelosa del diario madrileño.
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Algunas precisiones:
En El Pais sí que se ha hecho referencia al caos aereo en el contexto del accidente, por ejemplo hoy mismo: Artículo. Bien es cierto que no lo ha hecho con el sectarismo político del diario derechista argentino La Nación.
La noticia del mes de abril no es inventada. Es una noticia cierta. Se anunció, y se publicó en todos los medios brasileños, que Lula iba a firmar ese decreto ley. Esa noticia no es fabricada. Dos días después Lula dio marcha atrás y El Pais así lo reflejó: Artículo.
Por último, no deja de ser sorprendente que se hable de unos ignotos "espurios compromisos con la actual clase dirigente brasileña" por parte de un periódico que hace menos de un año llamaba "aglomeración de sinvergüenzas" al "entorno inmediato del líder brasileño" en un editorial del periodico. La inusual dureza de ese editorial provocó una no menos inusual carta de protesta del embajador de Brasil: Artículo, Artículo.
Hola Arriqui
Me parece que vale la pena responder a tu inteligente mensaje. Dos puntualizaciones iniciales: primero, tu mensaje cayó en el filtro de spam de WordPress por contener más de una URL. Lo acabo de liberar. Segundo, muchos de los enlaces que pones son de pago y no los he podido leer. Forma parte de esas idas y vueltas de la prensa que no acaba de encontrar un modelo online que les satisfaga. Antes era todo libre, luego pasó a ser de pago, luego se liberó todo de nuevo, y ahora uno ya no sabe muy bien qué puede leer y qué no. En cualquier caso, al no ser suscriptor de El País, tengo acceso al mismo material que la inmensa mayoría de sus lectores online.
En El Pais sí que se ha hecho referencia al caos aereo en el contexto del accidente, por ejemplo hoy mismo.
De acuerdo (es interesante que el único artículo sobre el tema que critica al gobierno sea de pago). Lo que escribí sigue siendo válido, en el día del accidente, en su largo texto principal, no hay una única mención a la crisis aérea. Como no puedo leer el artículo de hoy, no sé si se habla de que Lula está recogido en su palacio, rodeado de sus asesores, todos muy preocupados por el impacto que la tragedia pueda tener en la imagen del gobierno. Tampoco sé si se menciona que Lula no se ha dirigido a la nación, que no ha llamado para dar los pésames ni al gobernador de São Paulo ni al alcalde de la ciudad. Lo que seguro que sé es que no se menciona que en diez meses de caos aéreo, y con dos tragedias en el aire, nadie, absolutamente nadie, ha perdido su cargo.
Ayer ya se mencionaba, claro, que Lula había ordenado una investigación. ¿La Policía Federal realizando una investigación altamente técnica sobre el estado de la pista de Congonhas? ¿Será que El País de hoy se plantea alguna reflexión en torno a esa decisión de Lula?
Bien es cierto que no lo ha hecho con el sectarismo político del diario derechista argentino La Nación
Evidentemente soy consciente de la orientación ideológica de La Nación. Sin embargo, no veo nada en el artículo que cito (podía haber elegido otro medio) que pueda ser calificado de "sectario". Mi argumento era precisamente el contrario, el artículo de El País es sectario al omitirle al lector un pedazo crucial de información. El corresponsal de La Nación en São Paulo es un periodista infinitamente mejor preparado para cubrir la actualidad informativa brasileña que Juan Arias, corresponsal de El País. Ni inventa noticias, ni se equivoca con los datos, ni traduce mal del portugués. Y al hablarnos repetidas veces de ese becerro de oro de la política lulista que es el superávit fiscal ha hecho un bello adelantamiento por la izquierda a los análisis de El País.
La noticia del mes de abril no es inventada. Es una noticia cierta. Se anunció, y se publicó en todos los medios brasileños, que Lula iba a firmar ese decreto ley. Esa noticia no es fabricada. Dos días después Lula dio marcha atrás y El Pais así lo reflejó.
El cómo nos lo cuentan es todo. No consigo encontrar un solo medio brasileño que publicara que con esa reunión que todavía no había ocurrido Lula había ganado una batalla al caos aéreo. El País anunció que Lula había ganado una batalla que todavía no se había disputado. El Cid al revés. Para mí eso no es solo inventado, sino que expone la necesidad imperiosa del diario madrileño de dar un spin a todo lo que rodea a Lula. La sarta de invenciones de El País comienza el día 1 de Lula en el poder, anunciando que el presidente brasileño había aprobado la expropiación de tierras de quien tuviera trabajadores esclavos. Todavía estamos esperando que se apruebe esa ley (aquí asoman tus "ignotos" compromisos). El País anunció, luego no volvió para desmentir lo que había anunciado. En el caso que cito sí que volvió atrás, lo que no quita ni un ápice de peso a mi argumento. El País inventa noticias sobre Brasil, sí, y de hecho alguna metedura de pata escandalosa de Juan Arias en ese terreno creó muchísimo malestar en un organismo dependiente del gobierno español hace ya varios años. Más recientemente, Juan Arias anunció a todo el mundo que Lula iba a cambiar la constitución brasileña para poder elegirse un tercer mandato. Algunas de las historias rozan lo esperpéntico (Brasil recupera las cuadrigas - esta no tiene la mano de Juan Arias).
Por último, no deja de ser sorprendente que se hable de unos ignotos "espurios compromisos con la actual clase dirigente brasileña" por parte de un periódico que hace menos de un año llamaba "aglomeración de sinvergüenzas" al "entorno inmediato del líder brasileño" en un editorial del periodico. La inusual dureza de ese editorial provocó una no menos inusual carta de protesta del embajador de Brasil.
Hombre, no me vayas a confundir un editorial (que no consigo leer al ser de pago, me imagino que muchas otras personas están en la misma situación; me encantaría saber si El País realmente incluyó a Lula en ese conjunto de sinvergüenzas) con una secuencia de tres centenares de artículos con titulares como Lula se declara dispuesto a "dar la vida" en defensa de los más pobres, Lula se presenta en Davos como el gran integrador de América Latina , La revolución educativa de Lula, Lula emprende la revolución de las favelas. Y si para crear más impacto hay que añadir una errata, se hace. En la noticia publicada inicialmente, la leída por la inmensa mayoría de los lectores, Lula anunciaba una inversión de 340.000 millones de euros en las favelas. Días después se corrige el dato, que en realidad era de 340 millones.
El alineamiento de El País con Lula y el PT es sistemático (la crítica puntual sirve para apuntalar esta relación de amor). En las hemerotecas descubrirás el número de entrevistas publicadas con ministros de Lula (Tarso Genro es visitante asiduo) y podrás compararlo con entrevistas con cualquier otro protagonista de la vida política brasileña. Échale un vistazo a cómo se cubrió el anuncio por parte de Lula de que Brasil va a construir un submarino nuclear. Si el anuncio hubiera sido realizado por el dirigente de otro país, el tono de la noticia habría sido completamente diferente.
Ese compromiso se hace transparente en lo que se publica, y en lo que no. Todavía no he visto mención alguna en el El País (puede que aparezca en el contenido de pago) al estudio sobre la corrupción anunciado la semana pasada que llegaba a la conclusión de que el nivel de corrupción en Brasil era el peor de los últimos 10 años. Mientras se ocultaba esta noticia, la fábrica Juan Arias producía una nueva entrega de su saga "los brasileños quieren aprender español": Brasil entra en la órbita del español. La línea editorial de El País sobre la expansión del español en Brasil forma la columna vertebral de una fascinante tesis doctoral sobre el asunto defendida hace poco en los Estados Unidos. Pero lo dejo aquí porque ya me he extendido demasiado.
Un último comentario. El blindaje sobre la cobertura informativa brasileña es total. En El País no se pueden dejar comentarios sobre las noticias relacionadas con Brasil. En El País se puede discutir sobre Fernando Alonso, sobre Zapatero y sobre ETA. Pero no sobre sus noticias relacionadas con Brasil. Y las correcciones a las interminables erratas y faltas de ortografía (días después de ser publicado, se podía seguir leyendo sobre los maravillosos "silvidos" que recibó Lula en la inauguración de los Juegos Panamericanos) se las pasan por un lugar inmencionable de la anatomía humana.