Nota de la ministra de turismo brasileña

Traduzco el texto íntegro de la nota emitida por la ministra de turismo brasileña (tal y como aparece reproducido aquí) después de saberse el resultado de la elección de las siete nuevas maravillas del mundo moderno. Me parece que la nota deja muy claro cómo fue percibida la elección desde Brasil, y por qué el Cristo Redentor acabó metiéndose entre los finalistas.

La elección del Cristo [Redentor] como una de las 7 maravillas del mundo es el resultado de la unión de esfuerzos de todos los sectores sociales del país. El ciudadano brasileño respondió a los llamamientos de los gobernadores, del Ministerio de Turismo y, especialmente, del presidente de la República, que tanto se empeñó por conseguir esta victoria. El Ministerio de Turismo, por medio de la Embratur, divulgó la campaña a través de una página especial y de banners. Disparó correos electrónicos de márketing a toda su base de datos y a embajadas en el exterior. También distribuyó dossieres en inglés y alemán, con la ayuda de nuestros socios en Alemania, Reino Unido y los Estados Unidos. Durante el evento Descubra Brasil, en Nueva York, realizado ahora entre el 1 y el 4 de julio, el Cristo fue uno de los buques insignia. También tuvimos una exposición en la ONU, como parte de la campaña. Y contamos con el apoyo del Bradesco [uno de los principales bancos privados de Brasil] y de las compañías teléfonicas que dejaron de cobrar para que más personas votaran. Pero, sin duda, el propulsor de nuestra victoria fue el Presidente Lula, con su visita al Cristo. En aquel momento, los brasileños se dieron cuenta de la importancia que el presidente estaba dando a la elección de Cristo para incrementar el turismo brasileño. Muchas personas se dieron cuenta del enorme impacto en la economía – la entrada de más de US$271 millones y la creación de 250.000 puestos de trabajo (estimativas del Banco Central y del Ministerio de Trabajo y Empleo) -. Ahora estoy trabajando con la Embratur para que las campañas de publicidad en el extranjero, de ahora en adelante, den todavía más importancia al Cristo, con material que recuerde que vale la pena visitar una de las 7 maravillas del mundo y otras maravillas de Brasil. Felicidades a todos, a los internautas y a los que votaron por teléfono. ¡Viva Brasil!

Confieso que el texto, no por menos esperado, me ha dado vergüenza ajena. La patriotería siempre me ha parecido una máscara que se enarbola en momentos en los que es necesario esconder la suciedad (¡y cuánta!) debajo de la alfombra. El lenguaje del texto conjura imágenes que van de la república bananera a la omnisapiencia de Kim Il Sung. Qué uso tan funesto de una iniciativa ya de por sí lamentable.

Adivino que, a partir de ahora, lo único que la Embratur va a tener que ofrecer a potenciales visitantes va a ser el eslogan «venga a conocer una de las 7 maravillas del mundo moderno». Olvídense de una mejora de la señalización turística, de creación de materiales informativos dignos, de no encontrar por ninguna parte apoyo al turista. Olvídense de más seguridad, tanto para extranjeros como para brasileños. Como una representante de la Embratur dijo recientemente, lo que le importa al ministerio de turismo a partir de ahora no son el número de turistas que vengan a Brasil, sino el dinero que puedan traer. Si vienen menos turistas, pero traen más dinero, estarán satisfechos. No os olvidéis de esta imagen del billete de dólares (o euros) con piernas, porque así os ven las autoridades del turismo brasileño. Con pocas y esclarecidas excepciones, y al igual que parte del resto del mundo, Brasil vio la elección de las nuevas maravillas del mundo moderno como una ocasión para la exaltación nacional. Y como una máquina de hacer dinero. El ministerio de Turismo sabía perfectamente lo que hacía.

Arte, cultura, patrimonio, pasaron muy de lejos. Una pena. Todo se ha reducido al orgullo nacional. Lo he oído mil veces en los últimos días. «Sí, hay candidatos más interesantes, pero voy a votar en el Cristo Redentor porque es brasileño». La aniquilación del pensamiento humanista. Del internacionalismo. De valores seculares.