Otra noticia que viene de Iguazú. Acabo de leer en La Voz de las Cataratas que un grupo de líderes religiosos de Foz de Iguazú quieren cambiarle el nombre al salto de la Garganta del Diablo, en las cataratas de Iguazú. Entre los argumentos (sí es que a eso se le puede llamar argumento) la nota cita que «Si esta es la garganta del diablo el mismo diablo está ahí y no puede ser que una maravilla de Dios tenga esa denominación.»
La noticia provocaría hilaridad, si no fuera porque se encaja en un momento de avance imparable del fundamentalismo religioso a nivel mundial, desde Washington a Teherán, pasando por Brasil. En el caso de Iguazú, parece que por detrás de la iniciativa están unos pastores evangélicos – la iglesia católica local se habría distanciado de la misma -.
En cuanto a la autoría de las cataratas, convendría aclarar que son resultado de la erosión provocada por el agua. Por si quedaba alguna duda.
Actualización: escucho ahora mismo en la Globo que la propuesta de los pastores evangélicos es que el salto pase a llamarse «la voz de Dios».
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