Algunos de vosotros habréis acompañado las vicisitudes de este blog durante las últimas semanas. Acceso intermitente, velocidad exasperante, solución que no llegaba nunca. La gota que colma el vaso y que motivó que dejara la empresa con la que tenía alojado el blog, Amén, y me trasladara a otra fueron los fallos de este mes. Con el blog completamente inaccesible, envié seis solicitudes de información a la empresa, y solo me contestaron a la última, cinco días después de enviada. En ella me anunciaban que, efectivamente, había problemas con los servidores, y que estos solo serían resueltos definitivamente en un plazo de tres semanas.
Esta entrada del blog no es tanto un ajuste de cuentas con una empresa impresentable, sino un alerta para navegantes. Cada vez hay más gente que se anima a escribir un blog, y de ellos una parte pequeña incluso se lanza a tener su propio dominio. Y elegir con quién alojarlo no es tarea fácil. Basado en mi experiencia personal, no recomiendo absolutamente a nadie que contrate ningún servicio con la empresa Amén. Por varias razones:
Ahora tengo tanto el blog en inglés como el blog en español alojados con una empresa estadounidense, DreamHost. Es bastante conocida, y antes de decidirme por ellos leí bastante a su respecto. Hay gente muy satisfecha con su servicio, gente bastante insatisfecha. Alguien que me merece bastante confianza me cuenta que para blogs pequeños, como éste, es una buena alternativa de alojamiento, a un precio más que razonable. Pero para proyectos de mayor envergadura, es mejor recurrir a otro tipo de servicio – servidores dedicados -.
Llevo ya más de un mes con ellos con el blog en inglés, y un día con el blog en español. Hubo un problema hace un mes de lentitud con un servidor. Reclamé, y un día después habían transferido mi blog a otro servidor y resuelto el problema. De vez en cuando se les caen los servidores, aunque por ahora no he pasado por ninguna de esas circunstancias. El servicio técnico me parece bastante competente, las veces que he tenido que recurrir a ellos no me han tratado como un idiota y siempre me han resuelto el problema en un plazo de tiempo aceptable cuando no excelente.
La gran jugada de DreamHost es que si usáis un cupón de descuento como el que aparece casi al final de la columna izquierda de esta página (y en el de otras muchas, yo me aproveché del cupón de un conocido y querido bloguero), el hospedaje os sale más barato. US$69,40 por un año es bastante menos dinero que lo que pagué a Amén. Con ese dinero podéis tener todos los dominios que queráis alojados en vuestra cuenta (por cada dominio adicional, tenéis que pagar US$10 en concepto de registro, el dominio inicial está incluido en el precio). De esa manera, no tenéis que perder una fortuna para poder evaluar si DreamHost os ofrece el servicio que necesitáis o no.
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