vacaciones en Paraty, Ilha Grande y Río de Janeiro

Hoy aparece por el Rincón del viajero del blog nuestro amiga Estela que, como hiciera Santiago recientemente (viaje Paraty – Ilha Grande – Rio de Janeiro (14 noches)), estuvo recorriendo Paraty, Ilha Grande y Río de Janeiro. ¡Gracias, Estela! Si, como ellos, quieres compartir datos de tu viaje con otros viajeros, escríbeme a la dirección de correo que aparece en la página de contacto del blog.

Recordad que en el blog tenemos fichas específicas sobre Ilha Grande, Paraty y Río de Janeiro. Si tenéis alguna consulta para Estela, la podéis dejar en la entrada correspondiente, que pasará para responderos.

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VACACIONES EN RÍO

Bien sabemos que no es fácil vacacionar en lugares no conocidos. Siempre hay ciertos mieditos y dudas sobre qué vamos a encontrar pero caigo en la cuenta cuánto más fácil se hace todo cuando, llevamos consigo datos precisos y ciertos. En nuestro caso, el dato más preciso fue … el paraguas y los pilotines, elementos que, lamentablemente, usamos mucho más que los trajes de baño…

Mi esposo y yo estuvimos en Brasil desde el 11 hasta el 25 de noviembre. Viajamos por Pluna, quienes por estos días, tienen precios promocionales de u$s 365. Incluso haciendo el check-in online, obtienes un bono de u$s 20 sobre el despacho del equipaje.

Nuestro vuelo llegó a Río con puntualidad, alrededor de las 15 hs. Y allí nos estaba esperando el servicio contratado previamente por Internet de Paraty Tours, quienes por R$ 125 p/persona nos llevó directamente desde el aeropuerto Tom Jobim hasta la puerta de La Cigale, pousada que gracias a la recomendación de Tony habíamos contratado.

Aterrizamos en Río con sol y 4 horas después, llegamos a Paraty bajo una lluvia torrencial. Lluvia que, en mayor ó menor medida, nos acompañó durante el resto de nuestras vacaciones. Los llamamos días “mixtos”: sol, algo nublado, llovizna, lluvia fuerte, tempestad… en ese orden y todo en el término de 24 hs.

El agua (no precisamente la del mar) fue un factor omnipresente en esas 2 semanas. Aunque a veces nos fastidiaba el tema no alcanzó a desmoronar nuestro ánimo y hasta dio para comentarios bastante graciosos de todos los que anduvimos vacacionando por esos lares durante esas semanas.

PARATY

La Cigale, tal cual lo mencionaste, es una pousada sumamente acogedora. Tuvimos la fortuna de que nos tocara la habitación 8 (ésa y la 9 son las únicas que dan al frente). Es cómoda, limpia y ubicada en un lugar de privilegio, a mi entender: sobre la vera del río. Allí hay una costanera con una calle, una pasarela para ciclistas y “aerobistas” y por supuesto, una amplia vereda con farolitos para los caminantes. De martes a jueves pagamos R$ 80 y el viernes, R$ 100. El desayuno es tranqui, como diríamos en Argentina…

Destaco también el tema de la merienda que, a la hora de, incide también en el presupuesto: entre las 5 y 7 de la tarde saber que tenés a disposición, cafecito, leche y bolos incluído en el precio es un punto más a favor de La Cigale. La piscina es pequeña. No nos importó demasiado ya que no tuvimos oportunidad de usarla.

El centro histórico es una especie de joyita, a mitad de camino entre un Pelourinho más pequeño y menos ruidoso y una Colonia con mayor sofisticación. Dado el estado del tiempo y dado también que el único par de zapatillas que había llevado no se podían mojar, anduve todo el tiempo en ojotas sobre esas calles de piedritas, piedras, piedrazas. El primer día anduve a los tropezones como un bebé dando sus primeros pasos. Admiré a esas brasileras que caminaban tan soberbiamente sobre sus tacos altos como modelos sobre una pasarela. No era mi caso. De todos modos, al 2do día ya le encontré la vuelta y cuando no caminaba sobre las piedras más grandes que están al borde de las edificaciones, lo hacía sobre el caminito del medio, el mismo que usan los ciclistas y las motos… Punto para Estela.

Precios: Café (aviso que soy muy “cafetera”): desde R$ 2 hasta R$ 5, según el lugar y el tamaño. Todos, absolutamente todos los lugares de comida exhiben sus precios: crepes enormes por R$ 13, platos para 2 personas: frango ó contrafilet (carne) con arroz y ensalada, R$ 20/25; sucos: R$ 3,50; refrigerantes (gaseosas): R$ 3 y por supuesto, cervezas: la lata de Sköl, R$ 3 y la grande de 600 ml, $ 4.50. No me olvido de la riquísima caipirinha, R$ 6/8. Desconozco si estos precios se mantienen en los lugares de alta categoría. Nunca entramos. Suele haber mucha gente (europeos, sobre todo), mucho barullo y música en alto volumen. Particularmente, preferimos los sitios menos mundanos y estar más cerca de los lugareños. Una vez quisimos entrar a beber algo en uno, sólo para disfrutar el show ao vivo (el artista entonaba muy bien unos bellísimos temas de Djavan, nuestro músico favorito). Nos informaron: “R$ 7, el derecho al show”. Resultado: nos quedamos mirando desde afuera. Ah! Otra cosa: en casi todos los lugares incluyendo hasta el más sencillo, podíamos pagar con tarjeta de crédito.

Paseo en escuna: previo recorrido por el cais (muelle) donde había para elegir a gusto y piacere, optamos por Banzay alentados por una especie de terraza con grandes reposeras y una inmensa bandera donde se leía: “A Banzay foi contemplada pela Marinha do Brasil com o certificado de Escuna Padrao 5 estrelas”. El precio era el mismo que las otras: R$ 20 p/persona, un paseo de 5 horas, con fruta y café incluídos. No había mucho para pensar y contratamos el servicio para el día siguiente a las 11. Visitamos Ilha Comprida, Praia da Lula, Praia Vermelha y otra que no recuerdo. Excelente servicio, almuerzo encargado al principio del paseo y que estuvo listo en una de las paradas, recién hecho y sumamente gustoso. En total, gastamos R$ 70 (el almuerzo y las bebidas se cobran aparte).

Fuímos en ómnibus a Trindade (mi marido quedó enamorado de este pueblito), a la Praia Do Meio y con intenciones de llegar a la Piscina do Cachadaço. Nuestra acompañante sin invitación, la lluvia, nos lo impidió. “Al mal tiempo, buena cara”, dice el refrán. Otra vez será. Nos quedamos almorzando en uno de los barcitos disfrutando la postal que teníamos ante nuestros ojos.

Al otro, a Paraty-Mirim, también en el bus regular (si mal no recuerdo, tanto en el viaje a Trindade como éste, el costo del boleto era alrededor de R$ 5). Nos bajamos del bus y ahí nomás la playa. Esta vez con sol. Hay un único barcito, no muy cuidado por cierto pero, bueno, una vez que Febo se había dignado a salir, el tema comida no nos preocupó demasiado. Hicimos playa todo el día hasta la hora de salida del bus hacia Paraty.

Llegado el sábado 15 de noviembre, tuvimos un pequeño inconveniente: nos encontramos conque nuestro último día en Paraty no estaba reservado (siempre me hago lío con eso de días y noches de estadías) y como era fin de semana, feriado para colmo (Día de la Proclamación de la Independencia) estaba “tudo lotado” en La Cigale. Y ahora qué? Nuestra reserva en Ilha Grande era a partir del 16… Kristina, la recepcionista, muy amablemente nos solucionó el problemita. Nos consiguió un lugarcito para dormir esa noche en una pousadita cerca de la Rodoviaria, “Luz do sol”. R$ 70, la habitación. Otro día que había amanecido con sol y había que aprovecharlo. La dueña de la pousada pasó a recogernos con su auto y allá fuímos. La verdad? El cuartito era medio de terror. Olor a humedad muy penetrante. Una ventanita que no pudimos ni supimos abrir. Un baño con chuveiro eléctrico (a mí esas mezclas entre la electricidad y el agua nunca me gustaron) y paredes que pedían a gritos, yeso y pintura. Ya está. Era sólo 1 día. Igualmente, la falta de confort fue compensada con creces con la buena predisposición y amabilidad de las dueñas. El café da manhá del día siguiente (mesa larga tipo hostel) fue maravilloso: además del café, bolos y sucos que se repiten en casi todos los desayunos, teníamos pãos de queijo humeantes, yogur, requeijão y mermeladas caseras.

ILHA GRANDE

Con la panza llena, partimos con nuestros bártulos hacia la Rodoviaria rumbo a nuestro próximo destino. Otra de las ventajas fue que apenas tuvimos que caminar 2 cuadras con el equipaje.

Bus hacia Angra (R$ 7, cada boleto) y llegamos al cais a eso de las 2 de la tarde, dispuestos a tomar el ferry de las 15.30. Sorpresa!!! Los fines de semana, el ferry parte a las 13.30. Y ahora? Qué desolación! Entre tantas anotaciones, información impresa, étc, étc… se me había escapado el detalle. Leía y releía todo lo que había impreso en Bs. As. Y era así nomás… Solución: partía una escuna a las 15.30 pero costaba R$ 25 por persona. Joderse, diría mi abuela. Abordamos la escunita con un poco de recelo dado que, al menos por afuera, no se la veía en muy buenas condiciones. Ni rampa de acceso había. Para acceder al barquito que muy quieto que digamos no estaba, había que pegar un salto y adentro… Los hombres de mar estarán acostumbrados pero yo soy mujer de subte y colectivo, lo cual me da cierto training peeeero… En compañía de 3 brasileros, 2 estadounidenses y 2 suecos, llegamos a Vila de Abraão, en 1 hora y media.

Pousada Dos Meros: situada aproximadamente a 200 mts. del cais de turismo. Reservada a través de Internet por un total de 5 días a R$ 425. (). Nos recibió un amable Cristiano y una dicharachera Lany. Otro acierto! Nuestra habitación estaba situada en el 1er. piso. Cada una de las habitaciones tenía como un pequeño estar antes de entrar con sillones y almohadones sumamente coloridos (qué no es colorido en Brasil?). Colchón y sábanas es-pec-ta-cu-la-res!!! No es porque las de la Cigale no lo fueran pero la verdad, éstas eran super. Aquí también celebramos que brindaran el servicio del “café da tarde”.

Punto en contra: otra vez sin armarios… ni siquiera estantes para poner la ropa. Por lo menos, en La Cigale teníamos un par de ellos. Aquí cero. Por suerte, teníamos un sillón donde pudimos acomodar algo de ropa. El resto, guardadito en la valija que, a esta altura, era un revoltijo. Eso sí, había perchero.

El año pasado habíamos estado en Morro de São Paulo y nos quedamos extasiados con ese lugar. Abraão es muy parecida. Mucha gente joven, mucha onda de festejo en la plaza principal, los puestitos de caipifruta. Nos encantó. No abundo en mayores descripciones del lugar porque eso está explicado mucho mejor en este blog.

Precios: casi iguales a los de Paraty. Salvo la conexión a Internet: en Paraty pagábamos R$ 4 por hora. Aquí la más barata, R$ 0,10 el minuto en algunos lados; en otros, R$ 2,50 cada 15’ (leáse, si te quedás conectada 16’ tenés que pagar sí o sí, R$ 5 y en otros, R$ 0.20 el minuto (el más caro).

Comimos pizza mediana (tiene 8 porciones!) a R$ 24. Después nos dimos cuenta que era la tantas veces mencionada aquí, Pizzaria Marbella.
Saboreamos exquisitos sándwiches en Resta1. Tienen un cartelón enorme que publicita 40 variedades con valores entre R$ 5 y R$ 10 y tazas enormes de café a R$ 3.50.

Paseos: en el cais de turismo hay de todo como en botica. Optamos por ir a Lopes Mendes (de regreso, nos agarró una tempestad que casi beso el suelo cuando llegamos). Otro día, hicimos la excursión que llega a Lagoa Azul donde practiqué mergulho, bien equipada con chaleco salvavidas y 2 spaghettis ya que apenas si sé chapotear. El snorkel lo alquilamos, antes de salir por R$ 8. Esta vez, nos llevamos los sandwichitos. Si bien el almuerzo tiene un precio razonable, el fiambre y pan comprado en los mercaditos son mucho más “razonables” aún. Y el resto de los días, trilhas, trilhas y más trilhas. La lluvia, yo en ojotas (cuánta razón, Tony, en eso de llevar calzado adecuado) y algo de cansancio nos impidieron llegar a los destinos finales.

El único que alcanzamos fue Abraãozinho. Era el más cercano y además, había sol!

RIO DE JANEIRO

El traslado desde Ilha Grande hasta Río lo hicimos a través de un servicio de lancha rápida hasta Conceição de Jacareí (15 minutos) + van que nos dejaba en la puerta de nuestro hotel en Río, a R$ 70 c/u.

El hotel que elegimos en Río fue el Orla Copacabana, situado frente a la playa de Copacabana pero a escasos 200 mts del comienzo de Ipanema. Habitación comodísima, cable “de verdad” y todos los lujitos correspondientes a un hotel con estrellas (no sé cuántas). Sobra la cortesía en todo el personal, desde el gerente hasta el botones, hablan en español y en inglés. Nos aconsejaron y trataron de maravillas.
Qué puedo decir de Río que aún no se haya dicho. Por algo le dicen, “cidade maravillosa”.

Pasamos una tarde entera y muy lluviosa (por supuesto) en el Shopping de Barra de Tijuca. Compramos muchísimos cds de música local a valores de R$ 8. También encontramos el dvd que menciona Santiago (Jobim, Vinicius y Miucha) a R$ 10, alguno que otro libro ya un poco más caros pero inconseguibles en Bs. As.

Fuímos a la Feria Hippie de Ipanema que sólo funciona los domingos con verdaderas y fantásticas artesanías a precios por las nubes pero vale decir también, que allí fue donde compramos todos los souvenirs de recuerdos para traer a nuestra familia y amigos.

Cenamos en el Garota de Ipanema por R$ 35 (pizza, cerveza y la consabida caipirinha).

Como no teníamos demasiado tiempo, contratamos un city tour que por R$ 130 nos llevó a conocer el Pão de Azúcar, el Corcovado, Maracaná, Sambódromo, paseo por Santa Teresa y la Catedral Metropolitana, almuerzo en el Grill Inn incluído. Nos faltó recorrer mucho, muchísimo pero bueh… estábamos de vacaciones y tampoco era la idea correr de un lado a otro sin darnos respiro. Además, era la excusa perfecta para volver…

Regresamos a Bs. As., no muy doraditos pero extremadamente felices.

Hasta pronto, Brasil querido! Gracias por tu gente, tu alegría, tu cultura y esas imágenes que tan bien quedan guardadas quedan en nuestro corazón.

Algunos “tips”:

  • Un buen accesorio para la cámara de fotos es un trípode. Yo compré uno por Mercado Libre por la módica suma de $ 12, tan pequeño y liviano que puede llevarse en cualquier mochila La mayoría de las cámaras tienen la posibilidad de sacar “auto-fotos” en 10 segundos. No tenemos que depender de nadie si queremos estar salir todos fotografiados.
  • Lleven un pendrive. Es mucho más sencillo descargar la memoria de la cámara en ese práctico aparatito que andar grabando cds ó dvds. Además, mucho más económico.
  • Si no quieren comer en las escunas de paseo, se puede comprar la comida antes. No es obligatorio comprar el almuerzo que te ofrecen en los paseos. Y como la mayoría de ellos, se hace entre las 11 y 16 hs., un tentempié nunca viene mal.
  • Detallo algunos sites con precios indicativos: supermercado en Paraty; tienda en Río (aquí fue donde compramos los cds y dvds); Supermercado en Río. Hay varias sucursales, muy cercanas unas a las otras y tienen la gran ventaja de que están abiertos hasta casi medianoche.
  • Quizás esté demás decirlo, pero no hagan llamadas telefónicas desde el hotel. Contratamos un tour por teléfono pensando que, al ser una comunicación local, no sería costosa. Errorrrrrrrr! Pagamos una cuenta de R$ 18 por 10 minutos de charla… Nos pasó en el Orla de Río. Desconozco si esto es igual en todos los hoteles y en todas las ciudades.
  • Cremas protectoras, desodorantes y art. de perfumería en gral. comprarlos antes de viajar. La diferencia de precios es notable, al menos para los bolsillos argentinos.

Este es un relato en el cual menciono datos puntuales que, asumo, nos interesa saber a los viajeros. Por supuesto, que hay vivencias personales, fotos y anécdotas increíbles que guardamos para nuestro ámbito privado.

Ojalá les sea tan útil como nos resultó a nosotros toda la info que encontramos aquí antes de emprender este viaje.

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Esta entrada no admite comentarios. Si queréis hacerle alguna pregunta a Estela, podéis dejarla en las entradas del blog correspondientes a Paraty, Trindade, Ilha Grande y Río de Janeiro.

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