Hace varios meses me referí en Estado del Patrimonio de la Humanidad en Brasil a un estudio que analizaba el estado de conservación el patrimonio histórico en Salvador de Bahía (junto con las cataratas de Iguazú y el Pantanal).
Este domingo, la Folha de São Paulo dedicó una página entera a un reportaje sobre la progresiva degradación del Pelourinho en Salvador (el acceso al artículo en Internet es solo para suscriptores, por eso no voy a dar el enlace). La prostitución ha vuelto a establecerse con fuerza en el lugar, y el deterioro en la convivencia en la zona ha hecho que solo en el último año el 20% de los comerciantes de la región hayan puesto a la venta sus comercios.
La principal causa detrás de esta degradación es el corte de inversiones en la zona por parte de las autoridades, especialmente las del estado. Estado que está en manos del PT, el mismo partido que gobierna la nación. El mismo partido que recientemente decidió malgastar importantes partidas presupuestarias para apoyar una iniciativa de márketing privada como fue la de la elección de las 7 nuevas maravillas.
Recordemos que el centro histórico de Salvador forma parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad, tal y como lo reconoce la UNESCO, y alberga un patrimonio arquitectónico de inestimable valor. Un gobierno que abandona un tesoro para promover una atracción turística ya saturada de visitantes demuestra que no baraja entre los conceptos de su política el del desarrollo sostenible.