Energías alternativas en Brasil

Al presidente de la nación brasileña casi se le saltan las lágrimas hablando de cómo Brasil liderará un nuevo mundo en el que la producción de energía limpia será la característica dominante. La realidad, no obstante, es bien diferente, y los más inquietos os preguntaréis en vuestros viajes por Brasil cómo una nación con un potencial tan gigantesco para la generación de energías limpias y alternativas está desaprovechando esos recursos de una forma tan miserable.

Brasil tiene 250WM de potencia eólica instalada. Sólo para que os hagáis una idea, equivale a la potencia instalada en el parque eólico de La Muela, al lado de mi Zaragoza natal. En 2006, España tenía 11.615 MW de potencia instalada [Wikipedia]. El Centro Brasileiro de Energía Eólica estudia la calidad de los vientos en el nordeste brasileño y concluye que su potencial de explotación comercial supera al de los vientos que soplan en Europa. Y sin embargo, se puede viajar días por el Nordeste sin encontrarse un solo aerogenerador.

De la energía solar, bien innagotable en ese nordeste pobre y árido azotado inclementemente por el sol, mejor ni se habla.

A cambio, las autoridades optan por otras soluciones bien menos «alternativas». Construcción de macroembalses en la región del Amazonas (con repetidas acusaciones de Lula a los ecologistas que se oponen al proyecto de estar obstaculizando el desarrollo brasileño), catastrófico trasvase del río San Francisco para servir los intereses de los grandes terratenientes del nordeste (las obras acaban de comenzar, en esta fase inicial las está llevando a cabo el ejército), y ahora, el anuncio efectuado la semana pasada de que Brasil va a construir su tercera central nuclear en Angra dos Reis [BBC: una tercera central nuclear para Brasil]. Una sucesión interminable de oportunidades perdidas.

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